Ya estamos en Barcelona tras visitar Eslovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro (y una esquinita de Italia) en 22 días con 2.002 kilómetros en coche. En total, hemos dormido en 14 sitios diferentes y visitado 35 lugares, la mayoría de los cuales nunca olvidaremos.
Éste fue el trayecto:
Italia: Trieste
Eslovenia: Koper -> Predjama -> Postojna -> Liubliana -> Bled -> Vintgar -> Bohinj
Croacia: Zagreb -> Plitvice -> Slunj -> Bibinje -> Zadar -> Skradin -> Sibenik -> Trogir -> Podstrana -> Split -> Supetar -> Bol -> Sumartin (seguimos tras Bosnia y Montenegro)
Bosnia: Kravica -> Pocitelj -> Mostar -> Sarajevo
Montenegro: Parque Nacional Durmitor -> Zabljak -> Djurdjevica Tara -> Risan -> Perast -> Muo -> Kotor -> Budva -> Sveti Stefan
Croacia (y 2): Dubrovnik
Lo más recomendable
Naturaleza
1) Los lagos de Plitvice. W-o-w.
2) Las impresionantes cuevas de Postojna.
3) Puesta de sol en Zadar. Una de las más bonitas del mundo.
4) Un baño en las cascadas de Kravica.
5) El paisaje de postal de Bled.
6) Un baño en el imponente lago de Bohinj.
7) La inabarcable bahía de Kotor.
8) La playa de Zlani Rat, en Bol.
9) Parque Nacional de Durmitor, con su lago negro.
10) La garganta de Vintgar.
Pueblos y ciudades
1) Sarajevo. Nos cautivó.
2) Mostar. Ídem.
3) Dubrovnik. La Perla del Adriático, y es por algo.
4) Liubliana. Una capital muy acogedora.
5) Kotor. Un centro antiguo pequeño pero coqueto.
6) Zadar. Además de la puesta del sol, nos convenció su centro histórico. Una ciudad bonita.
7) Trogir. Valía mucho la pena el ‘old town’, conectado con la ciudad por solo un puente.
8) Split. La herencia del Palacio de Diocleciano merece sin duda una visita.
9) Zagreb. Estaba desierta cuando fuimos, pero la ciudad alta tiene un paseo muy agradable. Nos trataron muy bien.
10) Budva. Ciudad costera en Montenegro, nos quedamos con el paseo por el casco viejo.
Las mejores comidas
1) Lokanda Peskarija, en el puerto antiguo de Dubrovnik. Risottos, pescados… Tan bueno que repetimos. La foto no hace demasiada justicia al platazo de marisco que nos pusieron, pero bueno…
2) Bastión 3, en Kotor. Un restaurante en la entrada norte de las murallas, y con comida tradicional (carne sobre todo) a muy buen precio. Y muy buena!
3) Bureks en Sarajevo (Buregzinica Bosna). Nos compramos unos burek (hojaldre relleno) en un puesto bastante famoso y costaron 4,5 euros… Estaban increíbles y eran tantos que sobraron.
4) Un desayuno increíble en Mostar. Por inesperado (no estaba incluido y nos lo regalaron) y por delicioso.
5) Purger Petrinjska (Zagreb). Nos confundieron con locales (perfecto saludo croata del menda) y nos dieron una comida excelente a dos pasos del hotel.
6) Jangjatina de camino a Sarajevo. Cordero a la brasa, hecho al momento y por un precio ridículo. Llegamos cargados de fuerza 🙂
7) Impresionantes copas de helado en el Cacao, una heladería a pie de río en Liubliana.
8) Sarajevo’84. Primer contacto con la comida bosnia… en Liubliana, en la puerta de nuestro hotel. Estética curiosa y excelentes Pljeskavica y Cevapici.
9) Sadrvan (Mostar). Vale, es muy típico (camareros vestidos con traje tradicional, en pleno centro…), pero estaba muy bueno y una vez más, muy barato.
10) Villa Ajda, en Bled. Comida impresionante con vistas al lago, de los mejores platos del viaje y solo los numerosos mosquitos impidieron una velada perfecta.
Algunos pensamientos más sobre el viaje:
La conducción
Pese a que somos novatos y como sabéis, íbamos con mucho respeto, no hemos tenido ningún problema en esta aventura. Hemos hecho 2.002 kilómetros por autopistas, carreteras perfectamente acondicionadas y caminos infames, y hemos visto de todo: un coche en llamas, adelantamientos suicidas, absoluta falta de respeto a las reglas, que pase quien pueda en las entradas a las ciudades y hasta dobles rotondas la mar de curiosas y prácticas en todo Eslovenia.
Hemos hecho un máster y puesto a prueba nuestra capacidad, saliendo airosos con nota. Hasta hemos aparcado en la acera, como hacen los croatas (sí, en muchas calles los sitios de aparcamiento estén en la propia acera) y nos hemos colado a algún bosnio loco en cruces de Sarajevo. Joder, si hasta hemos sido capaces de entrar en la jungla de Mostar y Sarajevo sin GPS ni mapa de dónde estaba el hotel…
El calor y los aires acondicionados
Hemos tenido bastante mala suerte con la temperatura, ya que en las zonas más fresquitas (Eslovenia, el norte de Croacia) nos ha pillado una ola de calor que ha amenazado récords históricos. Lo hemos ido llevando muy bien, de baño en baño y relajándonos cuando nos asfixiaba la temperatura. El coche y su aire acondicionado desde luego han ayudado.
Nos ha chocado bastante que por los Balcanes no hay mucho aire acondicionado, que incluso en los sitios acostumbrados al calor prefieren que la gente se tueste al sol (o a la sombra, que también) que poner aire. En general, les gusta pasar calor… y hacer pasar calor: ‘Very hot today!’, dicen mucho pero nadie hace nada para paliarlo.
Ah, sí, que tienen unos helados buenísimos y muy baratos. Nos vale 🙂
Por cierto, que si alguien va a Liubliana o a Zagreb visite sí o sí las heladerías Cacao (al borde del río en la capital eslovena) y Millennium (en pleno centro de Zagreb); nunca habíamos visto nada igual.
La gente
Nos ha sorprendido lo extraordinariamente secos y distantes que son los croatas. En su mayoría, hasta bordes en la atención al público. Sin sonrisas, directos, parcos en palabras y hasta con malos gestos. No es que en Eslovenia o Montenegro fueran la alegría de la huerta, pero se soltaban más… y en Bosnia nos encontramos gente mucho más cercana y amable, aunque también estuvimos menos tiempo.
Los alojamientos
Hemos dormido en 14 sitios diferentes en 22 días, con lo que hemos visto de todo. El gasto medio por habitación ha sido de unos 65 euros/día, así que nos ha salido bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta las fechas y los lugares. Hemos alternado buenos hoteles (Liubliana y Bled, en Eslovenia) con hostales céntricos con recepción (Zagreb, Mostar y Sarajevo), apartamentos particulares amplios y de calidad en las afueras de las ciudades (Plitvice, Zadar, Split, Zabljak, Kotor e Isla de Brac) y apartamento en pleno centro histórico (Dubrovnik). Ah, y un modesto hotel de estación en Trieste.
Nos hemos quedado en un apartamento con playa privada (Split), nos hemos bañado en una piscina con vistas al lago y al castillo (Bled), nos han lavado gratis la ropa mientras dormíamos (Sarajevo), nos han regalado un desayuno apoteósico (Mostar), nos hemos quedado en pleno centro del centro turístico de toda la región (Dubrovnik) y más cosas curiosas e interesantes.
Hemos aprendido algunas cosas: mejor reservar de antemano que pasarte un trecho buscando donde quedarte, y que los apartamentos particulares son una gran opción. No necesitas un hotel cuando puedes tener todas las comodidades y la amabilidad del dueño por mucho menos dinero. Ahora, hay que elegir bien.
De todos los sitios, algunos nos salieron rana. Sobre todo, el que habíamos improvisado en Split. Al llegar, ya de noche, nos encontramos en un barrio periférico, lejos de todo, sin sensación de seguridad, sin WiFi, sin parking y sin nada que mereciera la pena. Renunciamos y aunque nos dijeron que ningún problema, tras mucho pelearnos con Booking.com no nos cargaron un euro. El problema es que tuvimos que volver a improvisar y pensamos aquello de ‘vamos sobre seguro’ y nos cogimos una habitación en un hotel de playa en Podstrana, con piscina y las comodidades de un 3*. Error. Sobrepreciado, sin que funcionase el Wifi y con un aire acondicionado que no podía con el calor del lugar. Pasamos una noche y volvimos a cambiar… a los apartamentos particulares de al lado, también con playa privada, mitad de precio y mucho más amables.
La segunda aventura, que ya os contamos, fue en la Isla de Brac, cuando, en pleno ferry hacia allí, el dueño del hotel donde habíamos reservado nos llamó para decirnos que la reserva era incorrecta y no tenía sitio. Nos tuvimos que buscar la vida y al final tuvimos suerte en Sumartin, al otro lado de la isla, pero tras habernos fastidiado un día que pintaba muy bien.
La logística
14 sitios diferentes, 35 lugares que visitar y cinco países en 22 días no es una tarea sencilla de organizar. Nos ha ido todo perfecto, pero estábamos preparados para que no fuera así. Os contamos algunas cosas básicas de la logística de viaje para evitar que un problema te arruine las vacaciones:
– Llevar una maleta de mano (en nuestro caso, una facturada y una de mano) y en ella todo lo que necesitas para los primeros días. Si te perdiesen la maleta, podrías seguir el viaje sin problemas.
– Separar las tarjetas de crédito y documentos (los pasaportes iban por un lado, los DNIs por otro) para que si te roban lo que llevas a mano, tengas algo en el hotel… y viceversa.
– Toallas, bañadores y chanclas en el asiento de atrás del coche, para no tener que abrir el maletero y enseñar todas nuestras cosas en zonas poco protegidas.
– Un kit de medicinas básicas en el coche o a mano. Nunca se sabe.
– Seguro completo en el coche de alquiler. Sin miedo a rozaduras y facturones que te amarguen el viaje.
– Teléfonos de atención en carretera, embajada, policía y emergencias en los dos móviles. No los hemos utilizado, pero mejor tenerlos a mano.
– Impresión de todas las reservas de hoteles y aviones y toda la documentación escaneada, como copia de seguridad.
La logística… online
Nosotros vamos más allá incluso que en lo anterior, y entre que somos unos freaks de la tecnología y nos movemos muy bien, nos lo montamos todo online. Os explicamos lo que hemos hecho:
Información completa del viaje compartida en todos los dispositivos
Viajábamos con ordenador, iPad y dos móviles y en todos ellos teníamos descargada (accesible sin conexión) toda la información del viaje: documentos de reservas, mapas de llegada a diferentes lugares, documentación de seguridad, información turística, de idioma y de los mejores sitios donde comer, guías ‘in your pocket’ de muchas ciudades… En resumen, que teníamos en cualquier dispositivo, en cualquier momento, acceso a toda la información del viaje que podíamos necesitar.
Conexión en el teléfono de Sara
Nos habíamos informado antes de partir de cómo conectarnos en cada lugar, y habíamos liberado el teléfono de Sara para ello. Así que en Eslovenia, Croacia, Bosnia y Montenegro, en todos ellos, compramos una tarjeta SIM con acceso a Internet y la utilizamos en su teléfono, teniendo así mapas, acceso al correo electrónico y a todo aquello que quisiéramos buscar. Es francamente recomendable y en ningún país nos costó más de 15€, alguno incluso solo 5€, excediendo en todos ellos nuestras necesidades (más días, más megas, más todo…).